La germinación es una fase importante en el ciclo de vida de un cultivo, porque representa el momento en el que el embrión contenido en la semilla inicia su proceso de crecimiento, convirtiéndose primero en un brote y, posteriormente, en un verdadero cultivo.
En particular, la germinación del maíz se produce mediante la combinación de oxígeno, temperatura externa y absorción de agua igual al 30% de su peso, lo que permite el desarrollo de la primera radícula.
La germinabilidad, por otra parte, es un factor indicativo de la salud del grano o de la semilla: en el caso del maíz, por ejemplo, un alto nivel de germinabilidad revela no sólo las buenas condiciones de conservación de la semilla, sino también su capacidad para generar una cosecha rentable.
Pero, ¿cómo se consigue un alto nivel de germinabilidad? Sencillo: procesando, stabilizando y conservando el maíz de la forma correcta. Averigüemos cómo.
Secado de maíz para siembra: por qué es tan importante
Como sabemos, el principal enemigo del maíz recién cosechado es la humedad: niveles demasiado elevados podrían provocar la proliferación de hongos y moho y una germinación prematura del grano que, además de comprometer su calidad, provocaría importantes pérdidas económicas.
El nivel de humedad del maíz suele estar entre el 18-25% y esta cifra se ve particularmente afectada por la temporada de cosecha y el clima local: si se considera que, para un almacenamiento óptimo y sin riesgos, el nivel de humedad del grano debe alcanzar el 13%, queda claro lo importante que es realizar el proceso de secado de forma inmediata para reducir el grado de humedad y mantener intactas tanto la germinabilidad como las propietas del maíz.
Sus características hacen del maíz un cereal resistente y capaz de tolerar altas temperaturas de secado: antes de continuar, sin embargo, es necesario hacer la distinción entre el maíz destinado a la alimentación humana/animal y el maíz para siembra.
En el primero, de hecho, es importante que se mantengan las propriedades nutricionales del alimento, no su germinabilidad; mientras que para el segundo, la germinación es el factor más relevante a mantener.
Por lo tanto, dependiendo del tipo de uso del maíz, es fundamental elegir la temperatura y los tiempos de secado correctos: para le maíz destinado a la alimentación, se pueden alcanzar incluso 120°C, lo que permite una reducción de 4-5°C por hora el grado de humedad, mientras que, por el maíz para siembra, el grano estará sometido a temperaturas más bajas y por tiempos más prolongados. Todo esto nos permite por tanto no exponer el grano a cambios bruscos de temperatura que podrían comprometer la vitalidad de sus componentes germinativos.
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Secadores Mecmar: tecnologías de vanguardia para una alta germinabilidad
El secado, por tanto, es una fase crucial para mantener una alta germinabilidad del grano y reducir el riesgo de pèrdidas: pero ¿cuáles son las soluciones con las que contar para realizar este proceso de forma segura y con un alto rendimiento?
El equipo de Mecmar ha diseñado varias series de secadores moviles, productos versátiles y sencillos de utilizar en cualquier condición exterior para un secado de alto rendimiento y lleno de ventajas. Presonalizables en función del tamaño de su empresa y de sus necesidades de producción, garantizan un proceso preciso, respetuoso y uniforme para todo tipo de cereales.
Conclusión
Para no comprometer la germinabilidad del maíz para siembra, es importante actuar con pronitud inmediatamente después de la cosecha. El maíz correctamente secado y almacenado mantiene inalterado el grado de germinabilidad y, a su vez, los granos podrán producir una cosecha rentable.
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